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Tras la finalización del clásico capitalino entre Olimpia y Motagua, las barras de ambos equipos protagonizaron un nuevo capítulo en la triste y reciente historia de la violencia en el fútbol hondureño.
Uno de los dos aficionados muertos, yace en una camilla del Hospital Escuela.
La histeria se apoderó de los aficionados que se hicieron presentes al evento futbolístico más relevante de Tegucigalpa, cuando comenzaron a escucharse detonaciones de arma de fuego.
La gente corría de un lado a otro para ponerse a salvo, se escuchaban gritos y lamentos pidiendo auxilio; situación que pudo recién controlarse con la llegada de la policía, la cual repelió a los vándalos y pudo dispersarlos.
Como resultado de la reyerta, se confirmó el fallecimiento de 2 personas, entre ellos: un ingeniero industrial de nombre José Edgardo Cruz Sierra, residente de la colonia San José de La Peña.
Además en la sala de emergencia del Hospital Escuela, se atendió a más de 15 personas por heridas con arma de fuego, arma blanca y por los efectos del gas lacrimógeno.
Un nutrido grupo de inadaptados sociales, fueron detenidos por la policía.
Las fuerzas policiales confirmaron la detención de varias decenas de integrantes de barras bravas. En tanto, dos elementos de la policía se reportaron heridos y fue decomisada un arma de fuego.
En Honduras, el fenómeno de la violencia ha ido en una preocupante escalada, tanto así, que ya son muchas las víctimas mortales, lo cual ha venido a constituirse en un nuevo problema para una sociedad que, parece tener ya suficientes complicaciones cotidianas.
Urge la elaboración de un plan “anti violencia” para el fútbol, el acondicionamiento de los estadios para la separación física de las barras, y la creación de una ley que castigue los actos de violencia en los espectáculos deportivos; para evitar que la violencia siga matando al fútbol.
Uno de los dos aficionados muertos, yace en una camilla del Hospital Escuela.
La histeria se apoderó de los aficionados que se hicieron presentes al evento futbolístico más relevante de Tegucigalpa, cuando comenzaron a escucharse detonaciones de arma de fuego.
La gente corría de un lado a otro para ponerse a salvo, se escuchaban gritos y lamentos pidiendo auxilio; situación que pudo recién controlarse con la llegada de la policía, la cual repelió a los vándalos y pudo dispersarlos.
Como resultado de la reyerta, se confirmó el fallecimiento de 2 personas, entre ellos: un ingeniero industrial de nombre José Edgardo Cruz Sierra, residente de la colonia San José de La Peña.
Además en la sala de emergencia del Hospital Escuela, se atendió a más de 15 personas por heridas con arma de fuego, arma blanca y por los efectos del gas lacrimógeno.
Un nutrido grupo de inadaptados sociales, fueron detenidos por la policía.
Las fuerzas policiales confirmaron la detención de varias decenas de integrantes de barras bravas. En tanto, dos elementos de la policía se reportaron heridos y fue decomisada un arma de fuego.
En Honduras, el fenómeno de la violencia ha ido en una preocupante escalada, tanto así, que ya son muchas las víctimas mortales, lo cual ha venido a constituirse en un nuevo problema para una sociedad que, parece tener ya suficientes complicaciones cotidianas.
Urge la elaboración de un plan “anti violencia” para el fútbol, el acondicionamiento de los estadios para la separación física de las barras, y la creación de una ley que castigue los actos de violencia en los espectáculos deportivos; para evitar que la violencia siga matando al fútbol.
