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Texto ANSA, Feb 16 Foto ANSA
No parece nada este Manchester United. Desde luego, no baila como una mariposa. Sí que pica como un abejorro cabreado. Un apodo que le cae bien a Wanyne Rooney, único delantero nato de los ingleses en San Siro, que revoloteó en su fase de máximo celo y destrozó a cabezazos el buen quehacer de un Milan que manejó los tiempos del partido, pero que lo tendrá en chino para pasar a cuartos de final después de esta derrota. Aunque quién sabe.
El Milan comenzó dominando campo, balón y territorio ante un rival encogido y jibarizado. Además, encontró a la segunda aproximación al área de Van der Sar el gol que abría su autopista. Ronaldinho, con leve colaboración de Carrick, anotaba el 1-0 tras un lanzamiento de Beckham a balón parado. El equipo de Leonardo continuó su monólogo, pero ya se le acabaron los guiños de la fortuna.
Sólo le falló el acierto para dejar la elminatoria medio resuelta en la primera parte. Pero, en cambio, se fue al descanso con un empate, consecuencia de una carambola diabólica. Una internada de Fletcher por la derecha dejó un balón en mitad del área que Scholes intentó rematar con la derecha: aire. Sin embargo, la pelota le golpeó en la pierna de apoyo y de allí trazó el camino del gol ante el asombro de tirios y troyanos.
El juego lo puso Ronaldinho, tan intermitente como brillante. Al Milan le dieron fuerza sus veteranos, pero los jóvenes, Pato y Huntelaar sobre todo, no secundaron al 'Gaúcho' pirotécnico. Y entonces, llegó el abejorro cabreado.
Ya a la salida del descanso se había observado un planteamiento más decidido del Manchester United, aunque las ocasiones siguieron cayendo más del lado 'rossonero'. Entre parada y parada de Van der Sar, Alex Ferguson decidió el toque maestro: quitó a Nani, alejadísimo de sus últimas prestaciones en la Premier, y dinamitó San Siro con el explosivo Antonio Valencia.
El velocista ecuatoriano genó el primer duelo a Favalli (en el campo por lesión temprana de Antonioni) envió un centró medido al área pequeña y allí surgió la cabeza de Rooney, que golpea y piensa al mismo tiempo. Balón a la escuadra, Dida ni se mueve y el Milan se hunde.
Se hundió tanto el Milan que desapareció completamente del campo. Unos se querían borrar, otros ya estaban de ceros a la izquierda. Así, Nesta y Favalli le dejaron campar a sus anchas a Rooney, que volvió a cabecear sin piedad para colocar el 1-3.
Cuando los pitos arreciaban desde la grada y muchos aficionados del Milan estaban en el aparcamiento recuperando sus vehículos, la entrada de Seedorf por el nefasto Huntelaar abrió de nuevo la espita de la esperanza. Ronaldinho, otra vez él, volvió a superar a su joven compatriota Rafael, envió un balón al más listo y ése fue Seedorf, que inventó un remate de espuela a pie cambiado imposible de adivinar.
El empate, que habría sido un justo consuelo para el Milan, no llegó, aunque en los minutos de descuento creció la presión sobre el área inglesa. En la penúltima jugada, Carrick vio la segunda amarilla y se borró para el partido de vuelta que, en cualquier caso, tiene pinta de ser la confirmación del United como cuartofinalista de esta Champions
